El 1 de mayo es placentero para los que se encuentran en planilla, reciben gratificaciones (dos veces al año), además de la CTS; perciben (verbo tan ridículo en el ámbito económico-laboral) utilidades al cien por ciento, obtienen bonos por buen desempeño u otras razones humanas, poseen vacaciones de treinta días (pagadas, señores); tienen derecho a formar un sindicato, a pertenecer en un sistema de salud, a solicitar permisos de ausencias; cargan con su canasta del Día de la Madre, del Padre, del Trabajo y Navidad (además del pavo, en esta época). Feliz día para ellos en este mayo maternal. ¿Esas personas existen?
El 1 de mayo es laborable y avivarrabias para los que tienen un sueldo mínimo (del mínimo), los que trabajan en una oficina de 2 por 2.5 metros (sin permiso para levantarse), los que no saben cómo es el rostro del gerente, los que no han escuchado de las bonificaciones, de la planilla, de la CTS; para los que con suerte conocen del recibo por honorarios, el fin de mes, la quincena; para los nocturnos, los caminantes, los informales, los que lucharon por las ocho horas… para dormir, pero que trabajan todas las restantes; para los que son subempleados, subalternos, subjefes, subterráneos, sumergidos, sucumbidos, “su chupín de los gerentes”, súbditos, subordinados, subyugados, supeditados, sumisos, sumisos, sumisos. Para los que se preocupan por la situación laboral de miles de peruanos (incluso por los del párrafo anterior… y por los de abajo también). ¡Día feliz del trabajador!
El 1 de mayo es incierto para los que no tienen empleo, para los que ya pueden trabajar y no poseen empleo, para los que ven cómo crece el país económicamente y no encuentran empleo, para los que conocen del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo y no alcanzan, precisamente, un empleo. Para ese señor que por ser experimentado no obtiene más un trabajo, para esa mujer que no labora por la estúpida discriminación, para el joven que estudió cinco años aproximadamente y no halla oficio alguno, para el niño que sufre cuando ve a su padre o madre salir a buscar alguna ocupación, pero vuelven con la sonrisa en el bolsillo vacío. Ese 1 de mayo es infeliz, macabro, burlón.
Sin embargo, por alguna razón ha correspondido, para nosotros, los peruanos, tal evento el 1 de mayo, ya que nos recordará reflexionar, denunciar y pelear, ¡sí, luchar! por un sistema justo (no por nada, al día siguiente, conmemoramos el Combate del Dos de Mayo).
El 1 de mayo es laborable y avivarrabias para los que tienen un sueldo mínimo (del mínimo), los que trabajan en una oficina de 2 por 2.5 metros (sin permiso para levantarse), los que no saben cómo es el rostro del gerente, los que no han escuchado de las bonificaciones, de la planilla, de la CTS; para los que con suerte conocen del recibo por honorarios, el fin de mes, la quincena; para los nocturnos, los caminantes, los informales, los que lucharon por las ocho horas… para dormir, pero que trabajan todas las restantes; para los que son subempleados, subalternos, subjefes, subterráneos, sumergidos, sucumbidos, “su chupín de los gerentes”, súbditos, subordinados, subyugados, supeditados, sumisos, sumisos, sumisos. Para los que se preocupan por la situación laboral de miles de peruanos (incluso por los del párrafo anterior… y por los de abajo también). ¡Día feliz del trabajador!
El 1 de mayo es incierto para los que no tienen empleo, para los que ya pueden trabajar y no poseen empleo, para los que ven cómo crece el país económicamente y no encuentran empleo, para los que conocen del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo y no alcanzan, precisamente, un empleo. Para ese señor que por ser experimentado no obtiene más un trabajo, para esa mujer que no labora por la estúpida discriminación, para el joven que estudió cinco años aproximadamente y no halla oficio alguno, para el niño que sufre cuando ve a su padre o madre salir a buscar alguna ocupación, pero vuelven con la sonrisa en el bolsillo vacío. Ese 1 de mayo es infeliz, macabro, burlón.
Sin embargo, por alguna razón ha correspondido, para nosotros, los peruanos, tal evento el 1 de mayo, ya que nos recordará reflexionar, denunciar y pelear, ¡sí, luchar! por un sistema justo (no por nada, al día siguiente, conmemoramos el Combate del Dos de Mayo).
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