Roeré para obtener dinero en un trabajo que me dé status y así pueda aparentar frente a los que estudiaron en un school y no en una escuela. Con ello, compraré ropa de marcas no oriundas para demostrar cuánto importo, un auto más grande que una autoridad de tránsito y un celular con miles de aplicaciones que no voy a utilizar (pero lo adquiriré porque es lo nuevo del mercado –a pesar de que en tres meses aparezca uno más moderno y que, seguramente, también obtendré–, ¡of course!). Así mismo, iré al gym para banalizarme y estar a la medida de muchos, me inscribiré en un club para relacionarme con gente de bien y alejarme de los buenagente y, como soy protector de los animales, compraré una mascota de raza y la amaré como la cosa más preciada que tengo, ¡será mi objeto preferido!

Inventaré frases mediáticas y las publicaré en mi red social: animaré a mis amigos porque todo es “bravazo”, les diré que realizaré lo estúpidamente imposible y responderán: “esa es la actitud”, o expresaré que todo se puede alcanzar “con fe” (sí, “fe” es sin tilde); también, como me considero un altruista –o sea, humanitario… el que ayuda, ¿me entiendes?–, daré una moneda a todo niño que vea en cada esquina, ¡qué felices se sentirán con mi solución!; realizaré labor social con mis amigos del club cada víspera de Navidad e iremos a un lugar que no estará registrado en mi GPS, y al cual, con total seguridad, no volveré nunca más. Asistiré a las discotecas donde, para divertirme, tenga que endeudarme (¡con tal de aparecer en la sección de sociales de la revista citadina más top del momento, me interesa poco mi sobrevivencia!); acudiré a los fast food para seguir con el envenenamiento, pero no importa porque lo que es extranjero siempre es mejor, pediré a un explotado vendedor, ese que me indica su nombre cada vez que estoy frente a él a pesar de no conocerlo –sí ese a quien obligaron sonreír ridículamente para demostrar la humanidad del local, ¡cómo no te vas a acordar del lugar!, es aquel que paga diez por ciento más del sueldo mínimo al joven que trabaja más de ocho horas–, en fin, solicitaré un combo 7 y mi orden estará en veinte minutos o, de lo contrario, me quejaré con el superior. ¡Qué feliz seré siendo un chico mediático! So smart!
Pero no puedo ser así, estaría traicionando mi nombre y mi identidad. Iré vestido con el estilo de siempre, caminaré por las avenidas desconocidas para los residenciales, amaré mi escuela donde aprendí sobre humildad e igualdad. Tendré lo que necesite y no lo que quiera aparentar, haré ejercicio solamente para cuidar mi salud, nunca compraré un animal, pues si digo que amo a las mascotas, entonces, las consideraré como seres queridos y estos no se compran. Seré auténtico con lo piense y lo que diga y me gustará disfrutar del error y la rectificación, me comprometeré con beneficencias solo si estaré pendiente de ellas y no solo por un día festivo; así también, asistiré adonde pueda ir y no me endeudaré solamente por placer y, finalmente, denunciaré los abusos contra los trabajadores, pues ¡¿acaso algún día no estuve así?!
Ojalá que no me asfixie en esta ciudad, que no me atosigue el aire citadino; sino tomaré el camino de Arguedas y con un disparo terminaré mi obra maestra. Este ha sido parte de mi manifiesto y estaré dispuesto a cumplirlo si mi corazón dejase de palpitar humanidad.
Justo ayer hablábamos de eso. Parece que hoy se ha vuelto una NECESIDAD refeljar ante los demás todo lo que mencionas en tu texto. Me gustó mucho. =D
ResponderEliminarLos aires de esta sociedad están entrando libremente a la mente de cada persona debido a que la inteligencia no está funcionando como protección.
ResponderEliminarGracias por leer. =D